Para explicar qué es un disco SSD
primero explicaremos que un disco duro HDD es un medio
de almacenamiento básico y no volátil.
Es decir, la información permanece guardada sobre un disco magnético
(literalmente tiene forma de disco) una vez se apaga el ordenador.
Dicho
esto, un disco SSD no se parece físicamente a un HDD. No hay disco
propiamente dicho, ni elementos móviles, ni un cabezal de
lectura/escritura que añada o borre información. En su lugar, un
conjunto de chips
con memoria flash
interconectados
almacenan la información: son mucho más compactos y densos.
Por
estandarización, los discos SSD tienen los tamaños clásicos de los
discos magnéticos HDD (3.5” en sobremesa y 2.5” en portátiles)
y la interfaz
SATA para
conectarlo al ordenador.
Para
entender cómo
funciona un disco SSD podemos
compararlos a las memorias flash
que
usamos en los pendrive. Dicho esto, y aunque basados en la misma
tecnología, los discos SSD son mucho más fiables que las memorias
flash
que
encontramos en pendrives, así como más rápidos a la hora de
escribir o recuperar información.